Fragmento del artículo "¿¿De Quién??", por el Cronista Honorario de la CROMEQ, Alfonso Camacho González, en la Revista "Ya'Yofo" No. 72 (www.cronistasdequeretaro.com)
"En fin, la reflexión va encaminada a que revisando nuestra forma de conocer el idioma, la manera en que expresamos pensamientos, conceptos e ideas, logremos diálogos o mensajes elaborados lo más correctamente posible.
Viene también a tema el hecho cotidiano de ese mal uso de nuestro lenguaje a pretextos de que las formas modernas de comunicación, son modernas, y pareciera que lo moderno es para destruir formas y fondos válidos, sobre todo en aquellos rubros esenciales como el propio lenguaje, y en su caso la arquitectura con su imagen y equipamiento urbano, porque se mezclan indiscriminadamente elementos que se friccionan naturalmente con los ya clásicos de origen. Estos trastoques se advierten frecuentemente porque, de pronto, vemos transformaciones que no son acordes, obvio, con los valores que nos dan identidad queretana y, poco a poco, el concepto Torre de Babel va imponiéndose a ciencia y paciencia de los responsables y de los no tanto, ya que a pesar de otras voces que llaman la atención para no continuar auto-lastimándonos, parece también que padecemos sordera cerebral, y no damos la debida importancia a estos asuntos para resolverlos en forma adecuada.
...
Por eso la crónica es necesaria; a través de ella se registran hechos actuales, situaciones. La crónica es una voz de alerta y reflexión, no sólo se refiere a la narración o descripción de lo antiguo, de las tradiciones y costumbres, etc., porque al dejar testimonio del presente, el mismo es fuente para quienes con el rigor analítico de la historia propiamente dicha, tengan elementos en orden a escribir sobre esta materia.
Con sólo estos ejemplos podemos percibir la importancia de la crónica cuando en su momento captura lo que observa, esos acontecimientos, hechos y sucesos, los comportamientos humanos, etc., que a la postre se convierten en referente de la esencia popular.
La crónica quizá se convierta en micro-historia que recoge lo cotidiano, aquello que el cronista visualiza necesario por propias características de los hechos, las costumbres actuales, situaciones relacionadas con el patrimonio cultural, con la dinámica de la sociedad, si hay avance o pérdida en los ideales que tenemos como pueblo en orden a la armonía, a la superación, a la buena trascendencia, ya que, finalmente, la transportación de estos aconteceres al papel forma parte de la memoria colectiva para que no pasemos de noche por la vida.
En suma, y sabiendo que el idioma es fundamental para profundizar y crecer en la comunicación interpersonal y colectiva, es necesario que no dejemos que se imponga esa pretextada modernidad destructiva cuyos anti-valores limitan en forma notable la capacidad de pensamiento, la cualidad de discernir, de razonar, y que al paso del tiempo nos convierte en esclavos de la simplificación a la que nos impulsa la supuesta velocidad de los tiempos modernos.
Es cierto, la tecnología es una herramienta para que realicemos nuestras actividades con mayor facilidad, pero de ninguna manera el hombre debe ser esclavo de sus propios inventos, porque no es lo correcto, porque la máquina no es dueña de nuestras vidas, ni la que dicta la forma en que debemos pensar o actuar. Y esto es verdad porque lo vemos cotidianamente al depender casi en forma absoluta entre otros elementos, del celular con mensajes escritos que se mandan con deformación del lenguaje, lo vemos en el uso exagerado del internet que cual si fuera un dios, nos resuelve todas las dudas y consultas, pero atrofia nuestro cerebro porque permitimos que nos impida pensar. Pudiéramos enumerar otros hechos, pero como dice el refrán, para muestra un botón.
Ojalá y tomemos en serio nuestra reflexión individual porque seguramente nos damos cuenta de esta situación, pero como nos hemos auto-acostumbrado a transitar por la libre, y hacer las cosas a velocidad, según esto para ahorrar tiempo, este tiempo que suponemos ahorrado se desperdicia en otro tipo de banalidades, y la vida se nos va, y cuando menos lo esperamos, llegó el final y con azoro de locura decimos cuando ya no hay tiempo: hubiera pensado, hubiera estudiado, hubiera mejorado, hubiera aprovechado el tiempo, hubiera hablado lo más correcto posible, etc., pero… ya no hay tiempo."
Me sorprendió mucho encontrar que estos fragmentos hablan de la Torre de Babel y de la Máquina... elementos de los cuales tratan las Crónicas de la Historia Cósmica, así como gran parte del conocimiento 13:20.
Me parece que, incluso para las personas que no están enteradas de la nueva Ley del Tiempo, la situación imperante del tiempo artificial y sus consecuencias en la vida y mente del hombre ya son bastante obvias.
El cambio está en cada uno de nosotros. El primer paso es darnos cuenta para volver al tiempo natural.
buena tarea